La crisis sacude a las economias emergentes
Cronista
Brasil, China, Rusia y otras economías en desarrollo que se endeudaron a gran escala en los últimos años ahora están sufriendo sus mayores salidas de capital desde el crack financiero de 2008
Frente a la recesión, la inflación más alta de la década, una crisis fiscal y el racionamiento del agua, más de un millón de brasileños salieron a las calles el mes pasado para protestar contra la corrupción y la mala gestión de su gobierno. En China, el crecimiento se está frenando ya que los precios de las propiedades caen, llevando a más de 1000 minas de minerales de hierro al borde del colapso financiero. Los patrióticos ciudadanos de Rusia, entretanto, están abandonando los bancos de su país y convirtiendo sus ahorros a dólares estadounidenses.
Estas instantáneas de una angustia creciente en los mercados emergentes más grandes del mundo se repiten en muchos de sus vecinos más pequeños. A muchos vecinos del África subsahariana los acechan ingresos menguantes y deudas en aumento. Hasta las petroeconomías turboalimentadas del Golfo, afectadas por una reducción del 50% del precio del petróleo en los últimos seis meses a u$s 55 el barril, van por un carril más lento.
Si bien estas expresiones de angustia provienen de fuentes discrepantes, se observa una tendencia marcada e insidiosa por forjar un destino común para casi todos los mercados emergentes.
En la mayoría de los países, la corriente del capital global que ingresó en sus economías en los seis años posteriores a la crisis financiera de 2008-09 se está reduciendo notablemente o bien cambiando su curso para hallar un lugar más seguro en economías desarrolladas.
Las salidas de capital más altas desde 2009
En su conjunto, las economías emergentes más grandes experimentaron su salida de capital absoluto más grande desde la crisis en el segundo semestre del año pasado, cuando el dólar estadounidense hizo desvanecer a las monedas de los mercados emergentes y los inversores se pusieron nerviosos ante la posibilidad de una política monetaria más estricta en Estados Unidos, según datos compilados por ING. Al mismo tiempo, precios de commodities bajos afectaron el crecimiento de las tasas de PBI en el mundo en desarrollo.
Estas tendencias, afirman los analistas, reflejan un «gran esclarecimiento» de una escalada de endeudamiento en los mercados emergentes que alcanzó niveles sin precedentes. Es importante destacar que el mal que causa esta fuga de capital repercute más allá de los mercados financieros en las economías reales de países vulnerables y en una cantidad en aumento de corporaciones de mercados emergentes que se espera que incumplan el pago de sus deudas.
«Ciertas partes del mundo se ven realmente vulnerables», sostiene Maarten-Jan Bakkum, estratega senior de mercados emergentes de ING Investment Management. «Lugares como Brasil, Rusia, Colombia y Malasia, que dependen en gran medida de exportaciones de commodities, recibirán aún más cimbronazos, mientras que los países que se endeudaron más, como Tailandia, China y Turquía, también parecen correr peligro».
Los analistas afirman que mientras los mercados emergentes se han estado preparando para numerosas tormentas financieras, el éxodo actual podría pregonar más cambios fundamentales. De hecho, si bien el berrinche de estrechamiento conocido como «taper tantrum» de mediados de 2013 -provocado por el anuncio de la Reserva de su intención de ampliar el estímulo monetario- generó una revolución en los mercados financieros, su impacto sobre las economías emergentes reales fue transitorio.
Pero esta vez las cosas parecen más serias. El Fondo Monetario Internacional esta semana anunció que las reservas totales de moneda extranjera de los países emergentes en 2014 -un indicador clave de las salidas de capital- sufrieron su primera caída anual desde que comenzaron a registrarse en 1995.
Sin flujos de capital sostenidos, los mercados en desarrollo tienen menos dinero para pagar su deuda, financiar su déficit e invertir en infraestructura y expansión corporativa.
El crecimiento económico real va a resultar afectado este año, sostienen los analistas. Capital Economics espera que el crecimiento del PBI en los mercados emergentes se reduzca a 4% del 4,5% registrado en 2014, ya que Rusia está cayendo en una recesión más profunda, Brasil sigue luchando y China se ve afectada por su mercado inmobiliario deteriorado.
A estas proyecciones serias subyace la idea de que se alcanzó un punto de inflexión con el fin del «superciclo» de las commodities y la llegada de precios de petróleo bajos. «Lo que está ocurriendo es un gran esclarecimiento de las condiciones del mercado de los últimos 15 años», sostiene Paul Hodges de International eChem, una consultora de químicos y commodities.
Bakkum también observa un giro significativo en las fuerzas que dan vida al capitalismo global. «La salida de capitales de los mercados emergentes representan el decrecimiento gradual de los flujos excesivos en el mundo emergente durante los años de tasas de interés cero en los Estados Unidos», afirma.
Sin embargo, el panorama no es malo a nivel mundial. Los inversores emigraron a India, que tiene un gobierno abierto a la reforma y que se vio favorecida por precios de energía en caída que la ayudaron a poner un corte a su déficit de cuentas corrientes actual. Indonesia y México también están atrayendo inversiones por razones similares.
Desplome de divisas
Sin embargo, según los datos recopilados por ING para las 15 economías de mercados emergentes más importantes, las salidas netas de capital en la segunda mitad del año pasado ascendieron a u$s 392.400 millones, en comparación con un total de u$s 545.900 millones registrados a lo largo de tres trimestres durante la crisis 2008-2009. Si el primer trimestre de este año también muestra una salida de capitales, la pérdida total de los mercados emergentes durante tres trimestres podría acercarse a la observada durante la crisis. Según los analistas, cabe esperar que las salidas no sólo continúen en el primer trimestre de este año, sino que de hecho se aceleren hasta eclipsar los u$s 250.200 millones observados en el último trimestre de 2014.
Si bien en 2008-2009 Estados Unidos fue un catalizador clave de la angustia de los mercados emergentes, esta vez se considera que China es la principal pesadilla. La caída del crecimiento del PBI de China, junto con la desaceleración en el sector de la construcción, está provocando un gran episodio de fuga de capitales ya que los inversores piensan que van a ganar más si depositan su dinero en otra parte.
La principal expresión de este revés es la implosión del «carry trade de China», en el marco del cual los inversores chinos pidieron préstamos en el extranjero a tasas de interés bajas para volver a inyectar ese dinero en propiedades y diversos productos financieros oscuros de China. Pero esas inversiones parecen ahora más arriesgadas, y un récord de u$s 91.000 millones salieron del país en el último trimestre del año pasado.
«Todo tiene que ver con China, directa e indirectamente», afirma Frederic Neumann, economista de HSBC. «A pesar de un sólido superávit de cuenta corriente, las salidas de capital en el último semestre han drenado las reservas de las vastas arcas de divisas de China
y con una valuación más equitativa del yuan (o renminbi) hoy en día cuesta ver que China vuelva a registrar un gran superávit de balanza de pagos».
En Brasil, la fragilidad se debe a una combinación de la caída de precios de las materias primas y el fortalecimiento del dólar estadounidense. Aunque el país logró atraer flujos de capital netos en el segundo semestre del año pasado, el costo de hacerlo fue un entorno de tipos de interés punitivos con una tasa del 12,75%.
Saldar deudas
Según los críticos, al igual que muchos mercados emergentes, Brasil no utilizó sus años de auge para tomar las difíciles decisiones necesarias para impulsar el crecimiento de la productividad. «Reformar con viento en contra es muy difícil», sostiene Sergio Trigo Paz, director de deuda de mercados emergentes de BlackRock. «Algunos mercados emergentes tendrán dificultades para mantener sus calificaciones de grado de inversión».
De acuerdo con un estudio realizado por McKinsey, el total de la deuda de mercados emergentes subió a u$s 49 billones a fines de 2013, lo que representa 47% del crecimiento de la deuda global desde 2007. Dicho porcentaje equivale a más del doble de su participación en el crecimiento de la deuda entre 2000 y 2007.
Algunas de las salidas de capital más significativas provienen de países que acumulaban deudas a toda velocidad. En Corea del Sur, por ejemplo, el coeficiente deuda/PBI aumentó 45 puntos porcentuales entre 2007 y 2013, mientras que en China, Malasia, Tailandia y Taiwán, se incrementó en 83, 49, 43, y 16 puntos porcentuales, respectivamente.
Pero los países no son los únicos vulnerables. Otro tema preocupante es el crecimiento del mercado de bonos corporativos en divisas fuertes de mercados emergentes. Hace diez años, apenas existía. Hoy en día, se estima en más de u$s 2 billones, es decir, más grande que el mercado estadounidense de bonos de alto rendimiento, que asciende a u$s 1,6 billones, una clase de activos familiar para los inversores durante décadas. Su crecimiento fue impulsado por las políticas monetarias expansivas de Estados Unidos y otros países, y por la búsqueda de rendimiento entre los inversores y administradores de fondos con metas que ya no podían alcanzarse en los mercados desarrollados.
Pero la política de Estados Unidos está cambiando su curso. David Spegel, jefe de estrategia de bonos de mercados emergentes de BNP Paribas, se cuenta entre quienes prevén un deterioro de las condiciones para los prestatarios de mercados emergentes. En un informe reciente, «Harbingers of Default», subrayó los peligros planteados por las salidas de capital: «El costo de financiación persistentemente alto que, de mantenerse, seguirá erosionando la calidad crediticia de los emisores de mayor riesgo relacionados
Como la mayoría de los defaults normalmente coinciden con las salidas de inversores importantes, seguimos creyendo que pueden llegar a ocurrir nuevos episodios de angustia en mercados emergentes que afecten al mercado, dado que la venta forzosa se ve agravada por condiciones de liquidez que ya son bajas».
De hecho, según señala Spegel, los precios de los bonos actuales sugieren que los inversores esperan que la tasa de incumplimiento de los bonos de mercados emergentes de baja calificación -alrededor de un tercio del total- suba del 2,8% ayer a 12% en enero de 2017.
Si el resultado final de todo esto se reduce a que los países y empresas que se endeudaron a gran escala de manera irresponsable se preparen para recibir una dosis de disciplina de mercado, entonces está todo muy bien. El peligro para los mercados emergentes, y el resto del mundo, es que las salidas de capital se conviertan en una bola de nieve a tal punto que priven a los países emergentes del impulso vital que precisan para crear empleos e infundir en su pueblo esperanza en el futuro.