Soja: corredores quisieron abandonar el recinto de la Bolsa
Punto Biz
Denuncian que se paga «por abajo» precios muy superiores por la oleaginosa a un selecto grupo de vendedores. Una aceitera con asiento en el directorio de la Bolsa, en la mira.
Ayer se vivió, otra vez, una jornada muy tensa entre los operadores del mercado de granos de la Bolsa de Comercio de Rosario a raíz de los precios más altos de la soja que consiguen en operaciones reservadas un muy reducido grupo de grandes vendedores (cooperativas y corre-acopios) con gran capacidad de oferta. Para los corredores que levantaron la protesta, y que en un momento fueron unos 50, el problema es que la empresa que viene pagando esos valores más altos, que es Vicentín, tiene a su referente (Alberto Padoán) como vicepresidente de la Bolsa, cuyo mensaje institucional es la “defensa del piso y el mercado transparente”. Incluso, barajaron abandonar el recinto como forma de protesta y pedir la renuncia a los corredores que integren la Mesa Ejecutiva de la Bolsa que -se quejan- parece más preocupada en otros menesteres menos relacionados con el negocio. Sólo la activa participación del Centro de Corredores logró atemperar los ánimos.
La situación es la siguiente. Hay un selecto grupo de vendedores que maneja enormes volúmenes, y que temprano a la mañana, cuando la mayoría de los operadores todavía no salió al ruedo, llaman a compradores y ofrecen un gran tonelaje y por eso piden un precio extra. Ayer, uno ponía sobre la mesa 50 mil toneladas y pedía $2.200, $100 arriba de lo que cotizó.
Vicentín aparece como el comprador más usual de ese grupo porque tiene que abastecer a Renova, la aceitera mas grande de todas, y que convalide esos precios altos tampoco le hace gracia al resto de los exportadores con menor necesidad de origen. El tema es que ayer circuló a medio día que Vicentín había pagado $2,150 a esos vendedores top y que había rechazado tomar ofertas de lotes de 1,000 toneladas a $2,100. No obstante, en Vicentín aseguran que no compraron ayer a $2,150, aunque sí hubo otro comprador que lo pagó en privado. Y contra el rumor de los $2,100, con el correr de la horas fue, precisamente, la aceitera santafesina la primera que salió a comprar abierto y en el recinto a $2,100 para lotes intermedios, precio al que le vendieron muchos corredores y al que luego de las dudas iniciales (y de arrancar en $2050) se sumó el resto de la demanda.
Números en rojo por todos lados en el campo explican el malestar del corretaje. Pero también hay empresas medianas que profesionalizaron su comercio incursionando en mercados de futuros, dónde la soja vale igual para todos, y armando consorcios para sumar volumen. Además, hay mucha molestia en la aceitera cuando la acusan de no estar comprometida con el piso porque Vicentin origina por la Bolsa (y corredores) casi el 90% de la soja que necesita mientras que los traders internacionales adquieren por ese carril el 40% de lo que muelen. ¿Por qué ya no hay quejas del corretaje que opera con multis cuando éstas pagan más en las compras directas al chacarero?.
Y si bien desde el corretaje la queja no es contra los grandes vendedores, aparece finalmente en escena lo que puede ser un nuevo cambio de paradigma comercial: ¿no será que ahora lo que se está concentrando y coordinando es “la pata” vendedora? ¿No será que ahora la «gran» oferta se ofrece y no la genera el comprador? ¿Otra vez, como pasó con los corre-acopios que movían la Pizarra vía operaciones de futuro, hay un pool vendedor que le marca la cancha a los compradores?